sábado, 4 de mayo de 2024

Madrid Nación



 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Nos reíamos de Franco (el gallego de Puebla del Brollón, no el otro, el de Ferrol) porque dijo, mientras planchaba oreja, que haría de Madrid una Nación. ¡La Nación de los Timoteos!


    –De puro chulo, me llamo Timoteo –dijo un chulo que, de puro chulo, llevaba los calcetines almidonados.
    

A reírnos de lo de Franco ayudaba que él, al hablar, ponía cara de cabracho, y ahora, por Hughes, que vive atado a la tele como Alex el de “La naranja mecánica” y que ha visto por Telemadrid los fastos de Estado del Dos de Mayo en la Puerta del Sol, me entero de que la Nación soñada por Franco va que chuta.
    

Hemos hecho la tarta y ahora hay que poner la guinda –decía Ancelotti antes del City.
    

Bueno, pues el 78 hizo la tarta y Madrid pone la guinda al Estado Compuesto (?) que promueven Enrique López, el Hamilton de Cacabelos, y Juan José González, el Madison de Ávila, con la supervisión jurídica de Bolaños, el James Kent del arroyo Luche, afluente del Manzanares. Lo resumió en su día el hombre de la Junta Democrática:


    –La crisis del Estado imperial, la del 98, impulsó el independentismo catalán y vasco. La crisis del Estado monárquico, la del 31, fundó la República de los estatutos. Y la crisis del Estado dictatorial, la del 75, ha dado lugar a la nueva monarquía de las autonomías.
    

La Santa Transición sólo podía darse en un país de teólogos que no se callan (de ahí el “silete theologi!” de Gentili), y Ayuso lo llama “el éxito político más importante que nos hemos dado”, glosado por Agustín García Calvo en su himno de Madrid: “Cada cual quiere ser cada una; / no voy a ser menos: / ¡Madrid, uno, libre, redondo, / autónomo, entero!”.


    Ni “Región Metropolitana”, el sueño del demógrafo Leguina, ni “Centro del Estado”, el sueño del jurista Gallardón (Cortés, su gemólogo, lo cristalizó en “Madrid Región Capital”). Madrid es una… Nación, a falta sólo de Banco (el PP arruinó el del padre Piquer) y Lengua (podría cambiarse la Oficina del Español de Cantó por “El Tocho Cheli” de Ramoncín).


Mayo, 2022 

Sábado, 4 de Mayo

 


Mayo madrileño

viernes, 3 de mayo de 2024

Soberanía del recuerdo


Joaquín Ruiz-Giménez, alias Sor Citroën
(Flickr)


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Un seis por ciento de la población constituye la estructura activa de una patocracia: son la nueva nobleza. El doble de individuos conforma un segundo grupo, la nueva burguesía, que modifica su personalidad para cumplir con el nuevo régimen: “Al adaptarse a las nuevas condiciones, sin remordimiento de conciencia, sus integrantes se transforman en tramposos intermediarios entre la sociedad opositora y el grupo activo con el que se comunican a través de un lenguaje apropiado”.


En Valencia, los mascachapas del Psoe (¡el partido del “Isidoro” de Carrero!) pide el cese de una consejera de Vox nacida en el 77 que dice que “Franco es un personaje histórico”, mientras en Castilla los comunistas intentan hacer pasar a Padilla, Bravo y Maldonado por los Castro y el Guevara que parten el cochinillo con el plato de la revolución en Casa Cándido, al tiempo que en Madrid los diputados de Ayuso (en España los diputados sólo representan a quien los puso en la lista) apoyan, ¡en aras del turismo!, “poner en Sol una placa en memoria de los detenidos del franquismo”, que hasta los comunistas saben por Orwell (a quien Feijoo sitúa escribiendo “1984” cuando ya llevaba treinta y cuatro años muerto) que quien controla el pasado controla el futuro, y quien controla el presente controla el pasado.


La Puerta del Sol como “lieu de la mémoire”, según decía Steiner de Europa, plagada de placas con nombres, frente a América, que por su “ideología del amanecer y la futuridad” prefirió siempre los números. Esta soberanía del recuerdo la plasmó genialmente el Beni de Cádiz un día que al pasar por la casa de Pemán, donde una placa decía “Aquí nació don José María…”, fue cuestionado por su compadre, el Cojo Peroche, con angustia: “¿Qué crees que pondrán en nuestro balcón cuando faltemos, Beni?” Y el Beni contestó: “Se vende”.


La Puerta del Sol fue la sede de la Dirección General de Seguridad de Franco, que, por cierto, murió en la cama, detalle a eludir a base de “memoria histórica”, abstracción metafísica de una psicología colectiva. Fórmula de Burckhardt: “Cogito (lo mismo si lo hago exacta que si lo hago erróneamente) ergo regno”.


La Puerta del Sol de Madrid como Arco del Triunfo de París, donde figura el nombre de Miranda, el único español que comprendió la democracia. Podría completarse esa fachada con los nombres de las trece víctimas de la Cafetería Rolando, y ya puestos, con los de todos los sancionados durante el confinamiento ilegal del pangolín, que también pasaron su quinario. Y nos quedaría la duda jurídica de don Joaquín Ruiz-Giménez, alias Sor Citroën, por su Dyane 6 amarillo; arrestaron a un grupo de conspiradores en El Viso, pero a él lo dejaron marchar, y en vez de irse a casa, fue a la DGS: “¡Yo como los demás!”, exigía. Sólo se fue cuando Saturnino Yagüe, jefe de la Social, lo amenazó con llamar a su mujer y contarle que estaba tan farruco que se negaba a ir a casa a cenar.


[Viernes, 26 de Abril] 

Corrida del Dos de Mayo, más gastronómica que goyesca. Ningún orégano en los Montecillos, con Robleño y Cortés por lo serio, y la sal gorda de Espada. Márquez & Moore



Más Giacometti que Goya


JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Jour de fête en Madrid para celebrar el inicio de las hostilidades contra el francés y, como viene siendo habitual, se programa una corrida de toros con la etiqueta de «goyesca», que significa a grandes rasgos que los actuantes visten como los personajes del filme «Sangre de Mayo» (2008) de José Luis Garci, otro de esos hitos del cine español que costó quince millones y recaudó apenas una séptima parte de los mismos, que con las cosas culturales hay que tener manga anchísima. Aquel fallido filme sirvió para que Cornejo se pusiera las botas con sus disfraces y siempre que hay una de éstas, pensamos que muchos de los actores de la Corrida Goyesca portan los mismos ropajes que vistieron Quim Gutiérrez o Paco Algora o Manuel Galiana. En lo del disfraz solamente falló la arenera, que no debía haber su talla, dado que entre los areneros de la época de Goya no había damas, y se puso unos leggings verdes como de hacer pilates que no venían mucho a cuento dentro del general anacronismo. Lo suyo es que, aunque no se usasen durante la lidia, habríamos agradecido que, al menos, hubieran hecho el paseíllo dos feroces alanos españoles atados con su cadena y que se hubiera sacado la media luna del Museo Taurino, para dar un poco de verosimilitud goyesca al conjunto, pero Abellán no está para esos detalles, que tiene graves asuntos sobre los que meditar como por ejemplo ver cómo va a obligar a la Empresa a que cumpla el Pliego de Prescripciones Técnicas en cuanto a lo estipulado sobre la exhibición del ganado de la Feria de San Isidro en la Venta del Batán.


Decimos Corrida Goyesca, que era lo anunciado, pero hoy la corrida tenía casi más de gastronómica, por la cantidad de aspectos relacionados con el yantar que en ella se daban. Por ejemplo Montecillo, nombre de la ganadería, que es también el nombre de un vinillo de Rioja de esos que nos gustan para chatear, un vino de Navarrete de lo más honesto, sin locuras de enólogo ni expresión de sabores delirantes; y la propia ganadería, que ahora es propiedad de los Cebaderos de Rozalén S.L.U., especializados en la producción de jamones y paletas, que han querido unir su amor al porcino con lo más porcino de la cabaña brava, esa juampedritis que asola el paisaje ganadero de Iberia. Al respecto de esto digamos que lo mismo que entre los amantes de la cosa náutica es famosa la frase de que «el único placer comparable al del día que te compras un barco es el que sientes el día que te deshaces de él», nos imaginamos lo a gusto que se habrá quedado don Fidel San Román al largar sus ganados a estos Rozalén de los cebaderos, que como son muy amantes de las labores de acoso y derribo van a disfrutar lo suyo, pues como todo el mundo sabe, éstas se verifican mucho mejor con ganado de lidia que con cochinos 50% Duroc. Y si tenemos el vino y el cochino ya sólo nos falta la cosa de la restauración, de asar el puerco, y para eso ahí tenemos a Rafael Sandoval que, junto con sus hermanos, regenta el espectacular restaurante Coque, donde se asa el mejor cochinillo que se puede degustar en el Planeta Tierra, y que actúa como apoderado del fuenlabreño Espada, tercero de la terna de hoy.


De los toros del Montecillo poco hay que decir. Bueno, digamos que tras tantos lustros de manejo ganadero, primero por don Francisco Medina y luego por don Fidel San Román, de lo de Juampedro que dicen en el programa no debe quedar ni las raspas. Ésa debe ser la causa de que lo que salió por chiqueros más bien fuera una rehala de chuchos, cada cual de su padre y de su madre y que la referencia en cuanto a morfología a su supuesto origen fuera casi nula. Todos descendemos de Adán y Eva, pero tras muchos cruces salen productos tan dispares como Monica Bellucci o como Margarita Robles. Con los Montecillo pasa lo mismo, que ni por hechuras ni por cabezas aquello rememoraba a su origen. Acaso el sexto, Raspiyo, número 58, que fue el mejor toro de la corrida es también el que presentó un aspecto más armónico. No es que adolecieran de presentación, sino de trapío, esto es de parecerse a su origen. Serios y con leña, metidos en kilos presentaron en general las señas del descaste y la emoción principal que trajeron a la Plaza fue la del susto de su incertidumbre. El deplorable tercio de varas que se vivió con el primero de la tarde, Fandanguero, número 15, dio la pauta de por dónde iba a ir la tarde en la cosa ganadera y, en ese sentido, los toros no se salieron del previsible guión de la falta de pelea, del cabeceo o del irse de la suerte.


La terna vestida de goyescos para la corrida gastronómica estaba compuesta por Fernando Robleño, Javier Cortés y Francisco José Espada, de sobra conocidos de la cátedra. Al respecto de los toreros se debe hacer la observación de que, si bien es óptima la asistencia masiva del público a la Plaza, esto redunda a veces en contra del toreo serio, tal y como hoy les ha pasado a Robleño y, sobre todo, a Cortés, ya que el gusto de las gentes se ha decantado por el humo de pajas del toreo de Espada, sin echar cuenta del esfuerzo y la solidez de las propuestas de los otros dos. En efecto, Javier Cortés ha firmado una tarde más que interesante con argumentos de torero cuajado, con formas clásicas acrecentadas por su elegante y torera ligereza, con un excelente sentido de la colocación. La salida del primero de Cortés, un cinqueño ensabanado que atendía por Carpetón, número 6, fue saludada con aplausos de aprobación a su lámina, y el animal tenía eso: lámina, porque no puntuó ni en el primer ni en el segundo tercio, y en el tercero, cuando no echaba la cara arriba feamente, arreaba un cabezazo a ver lo que podía pillar. A esos mimbres de tan poco vuelo Cortés opuso la claridad de su colocación, poniéndose en el sitio donde se torea y sacando muy buenos muletazos, como el que saca leche de una alcuza, obligando al toro a hacer lo que menos quería. Gran verdad la de Javier Cortés en este toro, y mucha firmeza y poder en guante de seda ante el Montecillo. Y en el quinto, Fandanguero, número 14, también cinqueño, imponentes 604 kilos de mal estilo con dos velas de las de quitar el hipo, volvió Cortés a mandar netamente a quien supiera verlo el mensaje de su firmeza y de su disposición, sin que muchos echasen cuentas de la excelente propuesta que estaba mostrando el torero, habida cuenta de que las condiciones del toro, su ausencia de una embestida digna de tal nombre, su desconfiado ir y venir y, en suma,  su descaste eran más merecedoras de un infame golletazo con el que mandarle al averno que del denuedo con el que el getafeño trató de llegar a algo con él. Le robó los muletazos que pudo y lo mató mal, igual que al otro.


Y en un registro de menor intensidad a lo de Cortés estuvo Robleño también, manteniendo su pabellón, ganado a pulso. Su primero, número 15, no tenía el más leve interés en embestir por el derecho, y por el izquierdo directamente no pasaba. Robleño le toreó con la derecha y vio cómo el descaste del bicho le puntuaba la faena a base de cabezazos. Con media estocada echó al suelo al toro. Su segundo fue Actor, número 13, un actor muy malo y muy secundario, de esos que no tienen ni una frase, que en este caso sería ni una embestida digna de tal nombre, y las que dio las entregó de una en una, encontrando frente a él a un Fernando Robleño que planteó su tarea de manera muy seria, sin afligirse y tratando de llevar a buen fin su labor, que al final sirvió para demostrar que en el mundo de ese toro no cabía el concepto de una embestida mínimamente coherente, ni por el derecho ni por el izquierdo. Lo mató de aquella manera.


Y Espadas, que lo hemos dejado para el final porque el hombre ha sido capaz de conectar con los tendidos con su propuesta de toreo bullanguero y pueblerino, toreo de olor a churros, a algodón de azúcar y a berenjenas de Almagro. El público fiestero jaleó a Espadas como si estuvieran viendo a Juan Belmonte con el toro Tallealto de Contreras (2 de mayo de 1914), pero lo que veían era la expresión de ese torero populista y falto de los más esenciales mimbres que hacen grande al toreo: la colocación, el poder, el temple, el mando… A cambio, la expresión denodada de los pases de vaivén, del ir y venir del toro sin motivo y sin finalidad, del poner en movimiento al animal para nada, acaso para ir consumiendo el tiempo previo al clímax de las manoletinas, de las cercanías que alientan las emociones bajas. Así, los pases van saliendo de aquella manera: los que tienen barba son de San José y los que no, de la Virgen Santísima. Tuvo Espadas la fortuna de sortear el lote más potable del infumable encierro y, sobre todo, el sexto de la tarde que, netamente, se le fue sin torear. Se llevó hasta cuatro veces el toro al torero arrollándole con los cuartos traseros, creándose momentos de cierto paroxismo en determinado público por cosa tan poco elegante y ese mismo público censuró con firmeza las tibias protestas que surgían al aire del disparate que se estaba viendo. El fallo a espada del fuenlabreño le hurtó un triunfo totalmente incomprensible que ya tenía en su mano. Lo mejor de Espadas fue llevar en su cuadrilla a «Candelas» (José Antonio Alponte), que estuvo extraordinario bregando al tercero con sobria eficacia y pareando al sexto con verdad y decisión.




ANDREW MOORE

 







Robleño



Cortés




Espada


FIN

Viernes, 3 de Mayo

 


Valle de Esteban

Puesta con gato

jueves, 2 de mayo de 2024

Novillada del 1 de Mayo. Más público en la Plaza de Toros que en la manifestación de los liberados sindicales, y Puerta Grande. Márquez & Moore

 

 

Galán, de Aurelio Hernando, recibe a Jesús Moreno


JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Interesante corrida de novillos hoy en Madrid para celebrar el 1 de mayo. Más público en la Plaza de Toros que asistentes a la manifestación que promueven año tras año los conocidos devoradores de crustáceos, en la que de nuevo se ha registrado una más que sugestiva presencia de público joven y festivo. En el cartel Jesús Moreno; Juan Herrero, de Madrid; y Alejandro Chicharro, de Navas del Rey, ambos nuevos en esta Plaza.


Ignoramos cuál fue la razón de que los novillos salieran en el orden que aparecieron por chiqueros, dado que la antigüedad de Concha y Sierra es de 1882 y eso le daría el privilegio de echar su novillo por delante del resto, pero el caso es que el orden de la lidia de los novillos fue, digámoslo así, establecido de manera aleatoria y lo primero que apareció por la puerta de los chiqueros fue un jabonero claro que atendía por Galán, número 45, perteneciente a la ganadería de Aurelio Hernando, antigüedad de 1 de septiembre de 2013, que es la ganadería que fomenta un violento debate entre los que sostienen que su procedencia es Veragua y los que dicen que no. El caso es que según salió el novillo, hermoso y cuajado, se abalanzó sobre Jesús Moreno, que había ido a saludarle de rodillas entre las rayas de los picadores, frente a chiqueros, poniéndole fuera de la circulación y propinándole un fuerte tabaco. La tontuna de la porta gayola dejó la corrida en mano a mano y del toro se encargó Juan Herrero. El bonito ejemplar de Hernando se echó al penco a cabecear y a hacer sonar el estribo sin empujar lo más mínimo y escapando suelto a la primera oportunidad en sus dos vis a vis y luego se volvió a arrimar al penco mientras sonaba el clarín a recibir un picacín. De la cosa equina salió calamocheando e incierto y le pegó una colada a Javier Crespo de ésas que te dejan petrificado. Su tercer tercio se desarrolló entre nada y menos que nada, con el bicho jadeando y nadie echó cuentas cuando en pago a sus servicios se llevó una puñalada en la suerte contraria que le mandó al Valle de Josafat.


Oportunista, número 54, de Montealto, antigüedad 29 de abril de 2006, salió en segundo lugar a pasear su clase por el albero de Las Ventas. Fue un toro que cantó sus bondades en el recibo de capa -dos medias y una revolera muy airosa- que en su primer encuentro con el jockey empujó sin convicción y se fue suelto. Para su segundo encuentro Chicharro lo puso de largo y, pese a las pocas ganas de trabajar de Leiro, el novillo se arrancó con decisión para recibir a cambio un lanzazo en el brazuelo, pese a lo cual el bicho empujó con buen aire mientras el pica le iba tapando la salida, como suelen hacer con los toros que empujan. Hubiera estado bien poder ver al toro en una tercera vara. En el segundo tercio canta Oportunista sus condiciones embestidoras y su preferencia por las distancias largas. Un buen par de «Tito» precede a la faena de muleta que principia
Chicharro, con los pies juntos y la montera sobre los empeines, con ayudados por alto, dos trincheras y uno por alto sacando el toro hacia el tercio. Bonito inicio. Luego le da distancia al novillo y le torea con la derecha algo despegadillo y luego otra serie de poco encaje. Con la izquierda la cosa baja, despegado de nuevo y echando afuera al toro en dos series y una tercera en la que cambia la muleta de mano por detrás y liga el de pecho. El tono de su actuación es bueno, pero la cosa no despega: no hay una serie que levante pasiones. A continuación las pestilentes manoletinas de rigor son el preámbulo a una buena estocada en la suerte contraria que acaba con el novillo. Escucha dos avisos por lo que el bicho tardó en doblar en las tablas del 4 y da la impresión de que el novillo ha estado por encima de él. Saca el presidente el moquero blanco y nadie se entera, por lo que la gentil alguacililla doña Rocío debe trotar hacia el desolladero a hacer que la oreja de Oportunista vuelva al ruedo. Palmas en el arrastre para el novillo.


Cigarrero, número 56, de Hermanos Sandoval, ganadería sin antigüedad, fue la segunda oportunidad para
Juan Herrero, al que se le cuela el toro por el derecho en su saludo capotero. En varas Cigarrero no está cum laude, ni mucho menos, pues echa la cara arriba, cabecea, entra al cite sin convencimiento y se va suelto, como el que da un paseo por el parque. De la cosa de banderillas resaltemos que, como el animal se ponía pesado y llevaba muchos capotazos, Javier Crespo optó por parear al sesgo, que eso siempre gusta. Muchos trompicones en el trasteo por la derecha, mano con la que inicia Herrero su labor, y luego falta de acople y de colocación en los pases con la izquierda. El novillo embiste sin maldad y no se come al torero, que al fin consigue una serie al natural más templada antes de echarse al monte de los circulares invertidos -da tres- y, cómo no, de las manolas de rigor. Una estocada atravesada en la suerte contraria pone en el suelo a Cigarrero frente al 9, a los pies del aficionado MA.


En cuarto lugar sale Aceitunerito, número 39, de Concha y Sierra, antigüedad 10 de abril de 1882 (https://festivalesdespa.blogspot.com/2011/11/la-casa-de-angel-pastor.html), ganadería que se estrenó en Madrid con la cogida de Ángel Pastor, de capa colorada en la que resaltaba la hermosa divisa blanca, gris plomo y negra. En el lapso de tres días hemos tenido la suerte de reencontrarnos con dos hierros míticos: el de Isaías y Tulio Vázquez el sábado pasado en Guadalix y hoy éste que fue de la señora viuda. El novillo sale sin fijarse y corretea a su albedrío por la Plaza, se frena cuando ve el capote de Raúl Ruiz y se traga unos capotazos del montón antes de entrar al caballo despistadamente y cabecear lo suyo antes de irse suelto en la primera vara y lo mismo en la segunda, sólo que con lanzazo trasero. Se lleva muchos capotazos enganchados en la brega de banderillas, doliéndose, y aunque espera a los peones, no les hace hilo. Inicia su labor Chicharro con tres por alto entre las rayas del 9 y se lo saca al tercio guapamente. El de Concha y Sierra es tardo en la embestida, se revuelve a la salida de cada pase y es áspero, enganchando muchas veces la muleta. Le cuesta arrancar al cite y, cuando lo hace, se ciñe y busca al torero que va resolviendo la cosa a base de medios pases y chicotazos, sin aplicar los principios inmutables de la lidia de poder. No renuncia Chicharro a presentar la mano izquierda con idénticos resultados que en la diestra: el toro cada vez busca más y el torero no ha sido capaz de quebrantarle, como tampoco ha rehuido la pugna. Lo mata por arriba con una estocada en la suerte contraria y un descabello fallido. El toro se echa en el tercio, frente al 6.
La ganadería de Cerro Longo, sin antigüedad, mandó a Las Ventas a Conde, número 5, que bajó el tono ganadero que llevábamos en esta fría tarde. Su lucha con los équites a donde acudió con alegría se saldó con lanzazo y salida suelto en la primera y esa ecuación de empujar y que le tapen la salida para acabar desentendiéndose. Blandea el Cerro Longo y
Herrero le aplica la cuchara de palo del toreo a media altura y el remate por alto, que unido a la tendencia del animal a echar la cara arriba desluce mucho el conjunto. Además los muletazos salen enganchados y, cuando le baja la mano, el novillo se cae. El bicho se va quedando corto y, en un descuido, ve al diestro en medio del pase y hace por él, echándole al suelo sin maldad y sin buscar. Tras el susto sigue con la izquierda y el novillo, agotado, rebaña lo que puede. Intenta sacarle los pases de uno en uno hasta que Juan Herrero se perfila en la suerte contraria para cobrar una estocada baja que, con la ayuda de dos descabellos acaba con el señor Conde, que es despedido con silbidos.


Para terminar, al borde de la congelación, nos tenían preparado a Desenvuelto, número 33 de la ganadería de Ángel Luis Peña, antigüedad 15 de agosto de 1948 que topa, empuja sin clase, cabecea y sale de naja en la primera vara y hace lo mismo en la segunda. Nos relamemos por ver banderillear a David Adalid, que nos deja con la miel en los labios con un par y un non y aplaudimos a Rafi Goría, que deja un honesto par al cuarteo. Principia Alejandro Chicharro con dos de rodillas, uno por la espalda y otros cuantos más muy aplaudidos. A continuación de una serie por la derecha de buena colocación, le da distancia al toro y se le trae, despegadillo pero mandón. A continuación da una excelente serie con la derecha, puro toreo al natural, mandona, templada y elegante, en la que sin descomponerse, aguanta la parada del toro en mitad de la suerte, antes de tirar de él. Otra serie a izquierdas de menor ajuste pero de buena colocación da paso a otra más de mejor ajuste. El toro se va quedando y Chicharro acorta distancias, acaso en demasía antes de recetar una estocada arriba en la suerte contraria. Aguanta un emocionante arreón del novillo en el estertor y este cae en el tercio frente al 9. Se pide con fuerza y se concede una merecida oreja, y mientras pasean a hombros a Chicharro hacia la Puerta Grande, huimos a Manuel Becerra a por un chocolate bien calentito que nos reconforte.

 

La alguacililla doña Rocío


 ANDREW MOORE

 







Puerta Grande de Chicharro

FIN
 


Otra Goyesca del Dos de Mayo



La Chata


JAVIER CORTÉS


Ignacio Ruiz Quintano
Abc


El 2 de mayo de 1918, Ricardo Zamora, apasionado belmontista, fue por primera vez campeón de España. Dos años después nacía la “Furia Española” en los Juegos de Amberes. En los Juegos de París de 1924 (¡los de “Carros de fuego”!), durante un España-Italia, los italianos gritan al portero español “¡Toro, toro!” “¡Hale, toro!”, y éste resulta estoqueado por un gol de Vallana en propia puerta.

Fuimos a la goyesca del Dos de Mayo para ver a Gonzalo Caballero, el torero que fue futbolista, que se alzó contra la empresa de Madrid y que tiene grande amistad con los hijos de Doña Elena de Borbón, la Infanta que ha heredado la representación del monarquismo popular de la Infanta IsabelLa Chata, inmortalizada por López Mezquita en un coche de caballos a la salida de los toros. En abril del 31, La Chata, a cuya memoria se debe la madrileña “Calle de la Princesa”, quiso permanecer en su palacio de Quintana: contó con el respeto popular, pero un gobierno de impostores (Miguelito Maura y el cuñado de Rivas Cheriff) decretó su destierro, y murió en París a los cinco días.

La goyesca del Dos de Mayo debe tomarse como pequeño desagravio a la ignominia de la Academia de Bellas Artes que hace dos años colgó, al lado de la Tauromaquia de Goya, espantajos de Forges y El Roto para proclamar “urbi et orbi” nada menos que… ¡el antitaurinismo de Goya!


El caso es que fuimos a Las Ventas para ver a Caballero (un buen amigo me tiene dicho que a alguna rama de sentimentalidad española habrá que agarrarse cuando España se vaya al traste), y nos encontramos con Javier Cortés, un torero de Getafe que, “pata adelante” (¡la revolución!), nos emocionó como nadie desde aquel par de banderillas de Adalid a “Luvino”, hermano del mítico “Cazarrata”. Cortés hizo su faena con una cornada de veinte centímetros (“destrozos en isquiotibiales, nervio ciático y fémur”), que es esa grandeza que nunca tendrá el fútbol, atestado de Desdémonas con barba desmayadas por una zancadilla.
 

Mayo. 2018

III Feria del Aficionado. San Agustín de Guadalix. Bravura y pavura de los Dolores Aguirre. Reportaje gráfico de Andrew Moore

ANDREW MOORE






















FIN




Jueves, 2 de Mayo

 


Sueños de café con leche

miércoles, 1 de mayo de 2024

Hughes. Bayern de Múnich, 2-Real Madrid, 2. Vinicius es el mejor jugador del mundo


@realmadrid


HUGHES

Pura Golosina Deportiva

 

Hay quizás una preparación colectiva de los partidos, y éste contra el Bayern se planteó con menos atención de la que merecía. Contribuyó mucho a eso Pedro Sánchez. Le quitó el foco a la sacrosanta Champions. Nada respeta.


El partido comenzó con una parada de Lunin a Sané en el primer minuto. Tuchel ya estaba histérico con su pinta de jefe insoportable.


El Allianz es un estadio impresionante, pero no tiene techo ni hipogeo. El Bayern presionaba, pero tampoco daba ya el germánico miedo. La grada ruge sin parar, pero los planos mostraban wokes gorditos y una bandera arco iris... Y la noche en que se homenajeaba a Beckenbauer, el Bayern tenía un central coreano. En definitiva, los tiempos han cambiado.


El Bayern quería darnos miedo, hacía todo lo posible por repetir esas tormentas rojas de fútbol del pasado, pero no lo conseguía incluso dominando.


Los primeros quince minutos fueron suyos. Media docena de tiros tras pérdida del Madrid o robos arriba. Se notaba que estaban aplicando la pizarra de Tuchel, su trampa mortal, su presión nerviosa. Eso era todo lo que podían hacer.


Y el Madrid, experto en tormentos y dominaciones, comprobó que, comparado con el City, eso era un infierno menor y muy cortito.


Tampoco se parecía nada al viejo Bayern que nos hacía sentir el gran complejo (el correlato futbolístico a la necesidad de homologarnos).


Vinicius se empezó a postular bajando a por la pelota, pero Laimer estaba muy pendiente de él. Fue a partir del cuarto de hora que el partido cambió. Kroos se puso a pilotear el barco como lo haría el Gran Gatsby, con gran elegancia y cierto desdén. Pilotear, pelotear, parecidas palabras... Pases aquí, pases allá. Primero reconstruyó la salida del balón, y luego dio la asistencia a Vinicius, una jugada que era de dos, preparada entre los dos, que recordaba a lo que hacían Magic y James Worthy. Kroos tenía la pelota en la posición del lateral, trianguló hasta subir en el campo y desde ahí inicio un juego de miradas con Vinicius, que estaba entre los centrales. Kroos miró a Vini, hubo inteligencia entre ellos, entre jugadores tan distintos, y entonces se produjo un movimiento muy rápido digno del National Geographic. Vinicius amagó al interior y Kim Min Jae, casi instintivamente, le siguió lo justo para darse cuenta de que se había equivocado. Fue un movimiento de leopardo y antílope. El antílope cayó en la trampa, perdió su posición y el leopardo (que era el cazador, pero sólo quería liberarse) salió corriendo sin poder ser ya seguido por el coreano. Ese desmarque fue prodigioso, ese dentro-fuera era otro regate más de Vinicius, esta vez sin balón.


El foco de la jugada pasó entonces a Kroos, que si antes le había indicado el desmarque (marcado el desmarque) con los ojos y un poco con la mano, como un torero viejo y barrigudo, ahora pasaba el balón para que se encontrara con Vinicius en plena carrera (allá donde el leopardo había cazado su libertad). Si prodigioso fue el desmarque, extraordinario fue que ese pase, para llegar a Vinicius, atravesara dos líneas: pasó entre los medios y luego entre los centrales, y le llegó a Vinicius en estado de fulguración, batido Neuer con tanta seguridad como rapidez.


Fue un gol para el álbum de la Champions madridista, y tan de Kroos como de Vinicius, que ya hace movimientos de nueve supremo y se movió por el centro con autoridad. Ha completado otra evolución más: primero fue el gol, ahora el salto posicional. Entre tanto, sigue haciendo regates que no hemos visto. Cada partido inventa uno. Y podríamos añadir otro crecimiento: Vinicius como lector de espacios, no sólo explotador de ellos sino creador.


Tras haber sufrido sin la pelota como ya es norma que lo haga el Madrid en Europa, llegaron unos minutos con la posesión.


El Bayern parecía alicaído, un Madrid más lento. Yo me sentía culpable por no sentir inquietud alguna. En esos minutos, el Madrid jugaba contra un equipo cualquiera de la Liga. Sentí, y creo que fue general, la dimensión real de la superioridad del Madrid, que parecía interiorizada en la extreña mirada bóvida de Kane.


El Bayern de Tuchel no es el de Pep, no hay el mismo afán de control, pero también se percibe una pérdida de garra y espontaneidad. ¿No parece el Bayern reprimido? Lo más temible del estadio, temible en tanto subyugante, era una bella chica con la bandera de Albania que el realizador, como si estuviéramos en otra década, en otro siglo, pinchó varias veces.


Ella hizo palpitar los corazones más que el Bayern, que en el minuto 40 iba a lanzar una falta y organizó un cónclave en el punto de lanzamiento, reunidos en corrillo como si conspiraran masónicamente. Lucas, de rodillas como en un reclinatorio, hecho a todo y admirable en su disposición mortadelesca, lo miraba a la espera de tenderse para hacer de tope humano, quizás su mejor papel de la noche.


El Bayern fue inconstante en su dominio y demostró ser quebradizo cuando bastó un balón de largo de Lunin a Bellingham al final de la primera parte para crear una ocasión.


Cuando los alemanes no dan miedo, ¿ante qué Europa estamos?


La segunda parte comenzó con un Madrid en bello bloque bajo, con algún intento fugaz de presión arriba. Ni la presión del Bayern se sentía agobiante, ni su capacidad para recuperar. No era el Chelsea infartante de Tuchel.



@realmadrid


Kroos tuvo una ocasión que paró Neuer con su brazo imperial tras contragolpe de Vinicius y Bellingham.


Y cuando el Madrid mejor estaba, quizás hasta demasiado bien, al borde de una superioridad impropia de una semifinal en Munich, superioridad culpable e incómoda, empató Sané con un gran gol. Fue un arreón personal. Partió desde la derecha y cerró un gran tiro zurdo, violento, sorprendente. Mendy no fue regateado, le podemos dar el premio, pero dejó el interior. El espacio entre el lateral izquierdo y el imaginario pivote defensivo es uno de los puntos débiles del Madrid. Punto quizá ciego. ¿No marcó Foden desde ahí?


Tuchel había ajustado a los extremos y tras Sané reapareció Musiala, directo al área a recibir el penalti homenaje de Lucas, que pasó con él las de San Quintín.


Rudiger informó a Lunin, pero Kane, con su cara de comer moscas, no falló.


Cuando el Madrid más cómodo estaba, con sensaciones inconfesables de superioridad, todo cambió. La Champions decía aquí estoy yo.


Respondió el Madrid con Rodrygo por la derecha, por fin, y con cambios, el primero de ellos Camavinga.


Y sobre todo respondió Vinicius, que ya en el 63 tuvo una ocasión.


Musiala encontró en Lucas una víctima, una excentricidad competitiva del Madrid. Tuchel había puesto lo mejor suyo contra lo más débil del Madrid y llegaron unos minutos en los que Lunin tuvo que hacer alguna parada, con saques de esquina peligrosos.


Esto sí se parecía más a un partido contra el Bayern.


Pero el Madrid se reconstruyó. Camavinga ya había mejorado el tono, y ahora llegaban Modric y Brahim. Esos veinte minutos lujosísimos de Modric, que le sentó muy bien a Vinicius. Le dio un pase perfecto para su carrera, otra vez Kim perdido en la savana, en la trampa de seguirle a la zona de extremo.


Y poco después llegó la jugada del penalti. Un pase largo y cruzado de Tchouameni para Vinicius en su posición clásica, ante una defensa tupida; desde ahí se metió en el área pero por dentro, con un recorte y contemporizando para encontrar a Rodrygo, que cuando pudo tener la pelota, con la posición ganada, recibió un penalti.


Vinicius marcó, ante Neuer, que no es cualquier cosa y un plano de Florentino y la dinojunta rivalizó con los de Hoeness y Rummenigge.


En Munich el Madrid demostró ser superior sin terminar de serlo del todo. Cuenta con Vinicius, que es el mejor jugador del mundo. Le puede toser Mbappé y ése sería el sentido de la previsible final de Champions: un Vinicius contra Mbappé para que se jueguen la Copa, el Balón de Oro y quién cede el paso el año que viene en Valdebebas.


Vinicius marcó un gol de nueve, y buscó el penalti del segundo como un extremo que se interioriza, que se hace mediapunta y director. Dio una demostración en Munich como las que sólo habían dado Ramos y Ronaldo. Otra más para él, que ha dejado su firma en los grandes estadios de Europa. Cuanto mejor es el partido, mejor es Vinicius, y esto se puede decir con una seguridad que sólo se tuvo con Cristiano. Que este chico, estrella mundial, y estrella mundial singularísima, única, fuera hasta hace nada el enemigo público de la Liga, acosado en cada campo y puesto en duda hasta la lágrima por prensa y afición revela lo que tenemos en España. No es que Vinicius trajera lo woke a España, es que España (como un nido de defensas alevosos) llevó su invivible monstruosidad a Vinicius.



@realmadrid

Judas


 Ficha policial de Yuri Dombrovski


Ignacio Ruiz Quintano
Abc


    En Europa, la traición decimonónica era cuestión de fechas. Hoy es una cuestión de gustos. Una vez generalizada, la traición (a los principios, a las lealtades, a las promesas) es de buen tono: una virtud social. ¡El virtuosismo de la traición!


    Si tuviéramos que marcarnos un “je suis” con los personajes de la Pasión, el elegido por los tuiteros ya no sería Barrabás, sino Judas, tesorero y... “uno de los nuestros”.

    
Todo hombre es abyección, dijo Gógol, es verdad. ¡Así es! –pone Dombrovski en boca de su Kornílov.


    Jesús era precavido en grado sumo: “Aunque todo el mundo se daba cuenta de que lo negaba todo (al emperador, el poder del emperador, los dioses del emperador, la moral del emperador) era imposible pillarlo en falta”.


    –Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Pero, claro, con sus discípulos, con los más íntimos, también hablaba de la tierra de otro modo. Para conocer estos discursos tenía que haber dos al menos. No había ministerio público, y sin testigos era imposible acusar y llevar a juicio. El que pillaba al criminal en flagrante delito lo conducía ante la justicia, convirtiéndose en acusador y demandante. Fue el papel de Judas, por treinta monedas. Pero ese escenario (lugar deshabitado, noche cerrada) requiere de otro testigo: uno que asiste, que no desenmascara, que no guía a los soldados. Presencia la escena en silencio y luego declara en el juicio. Una figura así constaba en el expediente de Cristo, pero sólo apareció una vez, en la audiencia ante el Sanedrín. Lo escucharon y luego lo dejaron irse. Por eso no sabemos quién era. Pero era muy próximo a Cristo, tan próximo que cuando lo arrestaron y lo condujeron al juicio orquestado iba junto con los demás y derramaba lágrimas. Uno puede imaginarse los sentimientos que invadieron a Cristo cuando lo vio allí y se puso a hablar. Pero el misterio se quedó detrás de esas puertas cerradas. Cristo no se lo reveló a sus discípulos.

    Tampoco Judas quiso desvelar el nombre.


Marzo, 2016

III Feria de la Afición. San Agustín de Guadalix. Desafío ganadero Palha y Conde de la Corte. Reportaje gráfico de Andrew Moore

 ANDREW MOORE















FIN