jueves, 3 de mayo de 2018

Catalá

Edward Meese y Ronald Reagan

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Cuando Ronald Reagan nombró a Edward Meese secretario de Justicia, para animarlo le contó un chiste de abogados:

    –¿Sabes por qué utilizan abogados en vez de ratones en los laboratorios? Por tres motivos: el primero, porque hay muchos abogados, casi tantos como ratones; el segundo, porque ningún científico llega a encariñarse con ellos; y el tercero, y el más importante, porque hay cosas que los ratones se niegan a hacer.
    
Lo que en Reagan es un chiste (después de todo, América es la democracia, ese sistema de gobierno que se reduce a separar los poderes, lo nunca visto en España), en Rajoy parece un sistema que explica que un covachuelista como Catalá haya llegado a Notario Mayor del Reino.
    
¡Qué lástima! Tan joven, y ya catalana... –suspiró la madre del pintor mexicano Juan Soriano, gay y “santidiablo” por la gracia de Dios, cuando el chico le presentó a una amiga (“se llama Paloma y es catalana”), hija de exiliados (exiliados de verdad, no como los Valls que agitan los Manolos del Bombo de Ciudadanos para recibir a los ratones del periodismo que huyen del barco pepero).

    “Tan joven, y ya Catalá”, podrán suspirar ahora las madres, si ven a sus hijos caer en lo más bajo de la insinuación y la sinuosidad.

    Para estrenar el cargo, Catalá se fue a un Desayuno Informativo a repartir bollitos de crema pastelera sobre la “libertad general” (?) de Rousseau y sobre los “líderes carismáticos” (?) de Schmitt, y ni él ni el becario que le hizo el folio fueron despedidos de un Gobierno cuyo ministro de Hacienda llama a la Prensa para dictar la línea de defensa de los golpistas catalanes, y cuyo ministro de Justicia (“¿por qué se me niega el derecho a opinar?, ¿eh?, ¿por qué, por qué?”) llama a la Prensa para dictar la línea de ataque contra un juez que ha tenido la decencia profesional de ceñirse a la ley, ese huevo que en España, el país del 155, pone el ejecutivo y cacarea el legislativo.
   
 “Unidad de poder y coordinación de funciones”, lo llamaban en El Pardo.